Retiran estudio sobre glifosfato tras años de advertencias sobre participación de Monsanto
Un influyente estudio que afirmaba que el glifosato no presenta riesgos graves para la salud fue retractado recientemente debido a presuntos conflictos de intereses, 25 años después de su publicación y luego de servir de guía para decisiones políticas en todo el mundo.
Si bien algunos investigadores aplaudieron la revocación en los anales científicos, el retraso con el que se produjo plantea dudas sobre la integridad de la investigación realizada sobre el ingrediente principal de Roundup, el herbicida más vendido del mundo.
Este producto del gigante agrícola Monsanto es objeto de numerosas demandas judiciales por cáncer por valor de miles de millones de dólares.
Publicado en el año 2000 en la revista Regulatory Toxicology and Pharmacology, el artículo, ahora retractado, es uno de los más citados sobre el glifosato, especialmente por numerosas autoridades gubernamentales que regulan su uso.
En su aviso de retractación, difundido la semana pasada, la revista señala una serie de deficiencias graves, desde la omisión de estudios de carcinogenicidad disponibles en ese momento hasta la falta de datos sobre la participación de empleados de Monsanto en su redacción, y la no divulgación de los beneficios económicos que los autores recibieron de parte de esa empresa.
Elsevier, la editorial de la revista, con sede en Países Bajos, aseguró a la AFP que el proceso de revisión comenzó "en cuanto el actual editor tuvo conocimiento de las preocupaciones sobre este artículo hace unos meses"
- "Artículos fraudulentos" -
Pero ya en 2002 una carta firmada por una veintena de investigadores denunciaba "conflictos de intereses, falta de transparencia y ausencia de independencia editorial" dentro de la revista científica, con mención específica a Monsanto.
El asunto salió a la luz en 2017, al divulgarse documentos internos de la empresa que revelaban el papel de los empleados de Monsanto en la redacción del estudio, ahora retractado.
Naomi Oreskes, coautora de una publicación de septiembre que detalla la enorme influencia del estudio, se mostró "muy satisfecha" con la tan esperada retractación.
"La comunidad científica necesita mejores mecanismos para identificar y retractar artículos fraudulentos", declaró a la AFP esta historiadora de ciencia de la Universidad de Harvard.
Las razones esgrimidas por la revista para retractar el estudio "coinciden perfectamente con lo que denunciamos en su momento", declaró a la AFP Lynn Goldman, de la Universidad George Washington, cofirmante de la carta de 2002.
Gary Williams, uno de los autores del estudio cuestionado, no respondió a la solicitud de comentarios de la AFP. Los otros coautores han fallecido.
- "Probable carcinógeno" -
Monsanto, por su parte, reiteró que su producto no presentaba ningún riesgo.
Sostuvo que su participación en el controvertido artículo, reconocida por la empresa, "no alcanzó el nivel necesario para reivindicar la autoría y se divulgó debidamente en los agradecimientos".
La empresa, adquirida posteriormente por Bayer, no ha comentado sobre la existencia de correos electrónicos internos en los que una científica de la empresa escribió que quería agradecer a un "grupo de personas" que trabajaron en este artículo, así como en otro estudio, "por su excelente trabajo", y les regaló camisetas de Roundup.
El glifosato se comercializó como herbicida en la década de 1970, pero su adopción aumentó en la década de 1990, lo que hizo que el artículo del año 2000 fuera extremadamente influyente.
Clasificado en 2015 como "probable carcinógeno" por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, el glifosato está restringido en distintos grados en varios países.
Nathan Donley, científico del Centro para la Diversidad Biológica, declaró a la AFP que esta noticia probablemente no cambie la opinión favorable de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) bajo el gobierno de Donald Trump, que es decididamente proindustrial.
Sin embargo, señala, podría llegar a oídos de los reguladores europeos.
Sobre todo, señala Nathan Donley, este episodio es un ejemplo de un fenómeno más amplio dentro de la literatura científica.
"Estoy seguro de que hay muchos artículos similares, escritos por personas distintas a sus autores declarados y con conflictos de intereses no declarados", señaló John Ioannidis, profesor de la Universidad de Stanford.
"Pero son muy difíciles de descubrir, a menos que se investiguen documentos de archivo", añadió.
A.Falconi--LDdC